jueves, 25 de diciembre de 2008

DE LA SOLEDAD DE LA VIDA


Utilizando algunas palabras de Jacques Monod; Por fin me he dado cuenta de que estoy solo en la inmensidad indiferente del Universo. Así como mi destino, ahora me toca escoger entre el Reino o las tinieblas.-

Qué le pasa a este mundo en el que vivimos, parece que estamos huyendo, pero de qué, de nuestros propios improperios, de nuestras astucias, del vale todo. Nos estan enviando mensajes de que nó, todo vale, escuchémoslo.-

La unión hace la fuerza, frase, que parece conocer muy bien nuestros políticos, pues hacen todo lo posible para que no sea así; y contra más han pasado en su juventud, menos quieren esa unión, paradojas de la vida.-

A rio revuelto, ganancias de pescadores, esta parece ser que les viene mejor, pero los ciudadanos globales, los que de verdad, padecemos la democracia liberal en lo político-libertinaje-, y en lo económico, en la falta de respeto, o piensas como nosotros, o estas contra nosotros; tenemos que unirnos, y luchar por el esfuerzo, la amistad, la solidaridad continua, y no, la del papel cuché, o las de temporada.-

Quién maneja los hilos ?, que tonto somos, caemos en sus trampas, para su beneficio; mientras nosotros nos peleamos, ellos se rien y gana la banca, !viva el monopoli¡.-

La mera observación de estos hechos, no permite discernir si los tiempos que vienen serán de consenso o de violencia.-

lunes, 8 de diciembre de 2008

FANTASMAS DE LA NIÑEZ


¿Somos libres?, voy a confesarte, como a un médico,- o a un cura, si eres creyente-, la verdad. Descubro en mí, y en los demás, el no hallarme ni por asomo libre de todo cuanto temía y temo aún.
Un examen de conciencia hízome observar en mí algunos vicios manifiestos, puestos al descubierto casi de manera que podría tocarlos con la mano; otros más oscuros y recónditos, y otros que no son continuos, sino que aparecen a intervalos. Son éstos los que yo califico como de enemigos errantes que nos asaltan en cuanto se presenta ocasión y frente a los cuales no podemos ni estar preparados como en tiempo de guerra, ni permanecer seguros como en tiempo de paz.
Es el mío un estado inestable, no estoy ni enfermo ni sano, estoy sujeto a quejas y a molestias. Pero lo que mas temo es que con la costumbre, que afianza las cosas, me acostumbre a ello, amando tanto lo bueno como lo malo.
La naturaleza de estas dudas de mi alma vacilante, que no se decide ni por el bien ni por el mal; yo te diré lo que me acontece, y tú encontrarás el nombre de mi enfermedad.-

¿Qué nos sucedió en la infancia, que nos ata hasta la muerte?


De la brevedad de la vida
Seneca
Mi propia adaptación